31 mar 2008

¿A favor o en contra de...?

Tú eres un emo? Me preguntó hace unos días un compañero de trabajo que oscila en sus 40’s. Me sentí muy raro, como si yo, que a penas escribo alguna que otra cosa, fuera a preguntarle a un poeta si se considera de la Generación del 27. ¿?¿?¿? No me molestó la pregunta; me sacó de onda.

Resulta que hasta la tía Gertrudis sabe que existe algo que se llama "emo", en el mejor de los casos, la gente sabe que se trata de una moda, en el peor, lo llegan hasta a confundir con el personaje de Plaza Sésamo llamado Elmo.

Tristemente nos volvemos a enfrentar al tipo de planteamiento de pregunta que sólo pretende dividir. Un par de años atrás eran las elecciones presidenciales “¿Tú estás a favor o en contra del Peje?” “¿A favor o en contra de Calderón?”; tiempo después fue el aborto “¿Estás a favor o en contra del aborto?”. Hoy son los emos “Estas a favor o en contra de los emos?”. Triste, muy triste que hasta en materias como esa tengamos que estar polarizados.

Lo que han logrado los detractores de esta “tribu urbana” (por llamarlo de alguna manera) sólo ha sido hacerlo mucho más presente, han logrado colocarlo en los medios masivos de comunicación en horario prime time, incluso una estación de radio del DF les dedicó todo un día su de programación con el muy leal propósito de conocer los orígenes y vertientes del emo.

Desafortunadamente las críticas son muy lamentables y no logran tener la más mínima congruencia, me explico; si hoy día un punk que vive en el DF dice que los emos copian elementos de otros, parece que no se ha puesto a pensar que: a) vive en la década de los dos mil y no en los 70’s y b) vive en el DF y no en Londres ni en Nueva York. Entonces quién copia?? Todos copiamos, o mejor dicho aprendemos. No salimos del vientre materno con ideologías precargadas en el disco duro, somos seres sociales y hacemos propios pensamientos y conductas que nos parecen buenas o con las que nos identificamos.

Mi punto a fin de cuentas es: ¿Tenemos que estar a favor o en contra de todo lo que hay, de todo lo que pasa? La verdad yo no lo creo, afortunadamente el mundo es mucho más complejo que blanco o negro y en esa infinita escala de grises todos, y ahí creo que sí se vale generalizar, podemos encontrar algo que nos acomode; lo importante es que antes de accionar, ya sea para opinar, para protestar, para lo que sea, tomemos en cuenta que los demás no tienen por qué ser víctimas de nuestros actos.

No soy emo y su estética no es una que yo adoptaría, sin embargo en lo que compete a la música hay cosas que sí me laten y otras que no. A fin de cuentas no estoy ni a favor del emo ni en su contra, sino todo lo contrario.


3 mar 2008

Life goes on

Sólo tenía diez años de edad cuando mi tía dio a luz a la que se convertiría en mi primera prima, en contra del lugar común que dice que debí haberme puesto celoso y atípicamente infantil, acepté con mucho gusto a la pequeña, a la que procuraba como si fuera el juguete de más reciente adquisición.

Darle de comer Gerber de frutas era mi pasatiempo favorito; una cucharada para ella y una para mí. Desde entonces soy fan de ese postrecito.

Conforme fue creciendo, ocurrió un distanciamiento natural, a pesar de que le ayudaba a hacer algunas de sus tareas, nunca fue lo mismo. Luego la vida puso tierra de por medio y ella fue a vivir a otro estado de la República y fue hasta entonces cuando me di cuenta de que había sucedido; ya no era una niña, estaba en la secundaria, ese simple hecho me lo daba a entender.

El paso siguiente fue darme cuenta de que entendía y disfrutaba de los chistes “para adultos”, esos que normalmente las señoras hipócritamente dicen sólo cuando están con sus amigas.

Es como cuando te sientes mal físicamente: toses, te duele la cabeza, sientes la nariz bastante fluida y estornudas con frecuencia, un síntoma viene después de otro hasta que están todos juntos. Dentro de ti sabes que tienes gripe, pero necesitas algún detonante para asimilarlo totalmente.

Sucedió exactamente lo mismo; primero su ingreso a la secundaria, luego su tema de conversación cada vez más fluido y a la vez muy adolescente, la existencia de un novio que la seguía a todas partes y un largo etcétera.

Finalmente, este fin de semana llegó su fiesta de 15 años. El detonante para confirmar lo que ya era evidente había llegado. Es como cuando de plano el malestar es tan grande que no quieres levantarte de tu cama.

Me hallé a mi mismo sentado en una mesa con mi familia, mirando con añoranza y un dejo de nostalgia las mesas repletas de chavos de entre 13 y 15 años. Esa edad en la que uno siente y está completamente convencido de que ya está grande, en la que uno se refiere a alguien de veintitantos casi como un señor, cuando la popularidad entre los amigos es de suma importancia y ésta se mide por la novia (o) que tienes, por la cantidad de rosas que recibes en Sn. Valentín, por lo cool que estuvo tu fiesta de quince, porque ya tomas y fumas.

Ahí estaba yo, mirando de cerca, pero sin participar, las clásicas coreografías que incluyen mínimamente; entrada, vals y la moderna. Numerosas veces fui parte de esos espectáculos, y en realidad lo disfrutaba, además parece que fue hace tan sólo un par de años, incluso recuerdo algunos de los pasos de los bailes. Entre otras estuvieron:

  • Men in Black (el tema de la película).
  • Mambo No.5 de Lou Vega
  • Crazy de Britney Spears
  • Bye bye bye de N’sync
  • Baila baila de Chayanne
  • Smooth de Santana
  • Locura de amor de OV7

La lista revela la fecha de mis épocas de adolescente, cabe resaltar que todas las canciones estaban de super moda en el momento.

Ahora, a pesar de mi nuevo look que me hace ver unos años más joven, estoy convencido de que soy el primo grande de la quinceañera, el casi señor, el que ya trabaja y tiene carro, al que las amiguitas encuentran irresistible, pero también inalcanzable. Lo peor es que, aunque encuentro bastante agradables a algunas de las amiguitas (las quinceañeras ya aparentan tener un par de años más, si no lo creen chequen la foto de abajo), se ve bastante mal que, a esa edad, semejante labregón ande cortejando a una muchachita, además de que es ilegal.

Sin duda, los más grandes velocistas del mundo aprendieron sus dotes del Padre Tiempo y si no, deberían hacerlo.

Triste, pero cierto.

Nota: La de la foto no es mi prima.