28 abr 2008

Francamente es muy raro que yo realice una compra de impulso, principalmente porque soy medio marro, eso hace que cuando quiero algo, le sufro para decidirme a comprarlo, normalmente pasan días y no me logro convencer a mí mismo de que en realidad vaya a ser una buena compra.

Resulta que hace algunos días paseaba yo sin mucho más que hacer por el Sanborn´s de Polanco (uno de ellos), al estar en mi sección favorita de esa tienda; la de los libros y revistas, le echo un vistazo a los comics que tienen disponibles: World War Hulk, Wolverine, Rebelde, Barbie y finalmente una edición monstruo de Marvel Civil War.

Sobresalto automático en mi corazoncito, si tuviera marca pazos, seguramente hubiera habido problemas. Según mi parte más nerd, ese era un ejemplar que tenía que poseer; pero mi parte más agarrada me decía que seria un gasto bien inútil, después de todo, en todo lo que va de mi vida, nunca he comprado un cómic y puedo seguir así, todo lo que se, he leído o visto ha sido mediante ejemplares que me han prestado amigos y primos.

Mientras todos estos pensamientos se daban un agarrón en mi mente digno de una historieta, con explosiones y toda la onda, yo ya tenía el tomo entre mis manos y me dirigía hacia la caja a pagar por el ejemplar. Fue un precio justo, ya que comprar las entregas por separado habría salido más caro.

Una vez en mi carro me convencí a mí mismo de que lo que acababa de hacer no estaba del todo mal, de hecho por el contrario, estaba bien: la textura del papel llenaban mi tacto, los colores vivos llenaban mi vista y el olor no era igual al de un libro nuevo, tenía alguna variante que aun no logro descifrar.

Comencé la lectura con conocimientos previos básicos del suceso; madrizas seguras entre los superhéroes de Marvel divididos en dos bandos por un decreto de registro de identidades de los super humanos.

Pasaban las páginas y yo estaba ansioso por llegar a las escenas de los enfrentamientos, quería ver al Capitán América partiéndosela contra Iron Man. Cuando me di cuenta ya había pasado la mitad del tomo y apenas había habido un par de pequeñas escenas de acción. A pesar de que estaba muy bien contada, la historia no estaba cumpliendo mis expectativas, después de todo yo quería ver explosiones y madrazos.

Mi desesperación llegó a tal punto que me puse a investigar más a fondo sobre Civil War y sus ediciones; llegué a pensar que el que tenía era sólo el primero de varios números. Después de leer algunos blogs me di cuenta de la verdad. No estaba tan equivocado, había comprado algo que se llama Front Line Civil War, que recopila el seguimiento periodístico del suceso y la historia de Speedball después de la explosión que desató la Guerra Civil. En pocas palabras; compré algo que en realidad no quería.

Al acabar de leer la edición que adquirí tuve un conflicto, me había gustado lo que había leído, pero la verdad es que ahora sabía mucho más del suceso pero no conocía lo que había pasado en sí, me faltaba llegar a “la carnita” del platillo.

Era como sí me hubieran servido un pozole y me hubiera comido todo el caldito del platillo, la lechuga, los rábanos, la cebolla, el orégano y hasta las tostadas con crema y queso, pero no hubiera comido más que un par de granos de maíz, un trocito de carne de puerco y una hebra de pollo.

Qué hice? Me puse a conseguir la edición monstruo de Civil War. La encontré en Mercadolibre, concerté la cita con el superarchirecontranerd que la tenía e hicimos la transacción.

Ya he leído la mayor parte y me siento muy contento. Desafortunadamente sigo en conflicto, ya que no dejo de pensar que esa primera compra impulsiva puede llevarme ahora a hacerme dicto a comprar historietas, ya que al leer uno se va dando cuenta de que se desprenden más y más miniseries que ahora quiero comprar. Como si no tuviera suficientes gastos.