15 may 2009

Cargar hasta con el perro

Sí, todo aquel que tenga un ápice de cultura general y sabiduría popular, ya sabe que el mejor amigo del hombre es el perro, aunque hay quien más que un amigo lo considera un miembro de la familia y llega al extremo de afirmar que el perro es el que manda
 en la casa.

Recuerdan a Brian, el perro de la caricatura Family Guy? Ese me parece que es un gran ejemplo del rol que juega un perro en una familia; compañero incansable de Stewie en sus aventuras, amigo y confidente Peter, enamorado de forma bizarra y sexual de Lois, hasta cierto punto indiferente con Chris y Meg y para cerrar, más centrado y cuerdo que la mayoría de los humanos.

Toda esta reflexión la tuve una tarde de esta semana a raíz de que fui testigo de un ejemplo de la creatividad mexicana y uso ese adjetivo por las características de la ‘pieza’: Una pickup ochentera con cabina que trasportaba a una familia muégano clásica; papá al volante, mujer a la derecha con un chamaco en las piernas y otros dos o tres escuincles de entre 7 y 11 años en la cabina sacando la cabeza y saludando a los pasajeros de los otros carros.

Pero sin duda lo mejor era lo que estaba en el techo de la cabina: La casa del perro. No me creen? Véanlo ustedes mismos.


Chequen lo bien que aprovechan el espacio de la canastilla superior, ya que además de la casa del perro traen el garrafón lleno con agua preparada con saborizante en polvo y una que otra bolsa con otros enseres menores.

Es digno de resaltar la gran seguridad que muestra la construcción del habitáculo canino:

• Materiales ultra resistentes parecidos a la melamina ponderosa de K2.
• Espacio reducido para que el perro no salga proyectado en el trajín del tránsito citadino, pero suficiente para que un perro mediano quepa, ya sea de pie o echado.
• Ventilación adecuada y suficiente en la parte superior para evitar q
ue el animal se sofoque y un perfecto agujero que permite al can sacar su cabeza para mirar el paisaje.
• Cuerda amarrada a la carrocería del auto con nudos ciegos que cualquier Boy Scout envidiaría.


Al ver esta pieza de ingeniería, no pude más que sentir envidia. Yo también quisiera, a todos lados, cargar hasta con el perro.