6 nov 2007

Y todavía nos lo restriegan

Hay momentos en el día que se prestan muy bien para la reflexión, para ensimismarse y pensar muy a gusto en la inmortalidad del cangrejo. El momento en el que uno va sólo en el carro atrapado en el tráfico normal de una hora pico como son las 6 de la tarde en cualquier día entre semana, es sin duda uno de ellos, por momentos escuchas la radio, en otros ves cómo el del carro de al lado se saca los mocos, por momentos tu mente viaja a dimensiones lejanas y en otros observamos a nuestro alrededor.

En uno de esos momentos fue cuando, bajando de Santa Fe hacia el centro de Chilangolandia, me percaté de la presencia de algunos espectaculares que llamaron mi atención, el arte cambiaba, la marca que se anunciaba no era la misma, pero sí lo era el tema entorno al cual giraba su concepto creativo.

Me los fui topando en el siguiente orden:

“En lo que tú avanzas 50 metros en el tráfico, yo ya nadé 200 metros mariposa.” Chale! No lo había pensado, pero creo que tiene razón, digo, uno que no es muy atlético igual y nada menos, pero el punto es que sí se avanza muy lento en el tráfico y da coraje ver como a veces la gente que va caminando va más rápido que tú que vas en tu carro con chorrocientos caballos de fuerza.


“Muy bueno en carretera, perfecto en la cola de la caseta.” Ahora resulta que ya no nada mas te venden el que el carro sea super potente sino que también sea cómodo. Esto refuerza mi reflexión anterior. Claro, debe ser así en una ciudad en la que la velocidad máxima que uno puede alcanzar en horas hábiles es de 60 km/h porque ya un poco más hay que ir toreando camiones y otros carros que van más lento. Y todavía remata con el “Llega de buenas.”.

“Te tomará más tiempo llegar a tu casa que servirte un cereal.” Recontrachale!! En efecto, tiene toda la razón. La comparación puede ser exagerada porque ni aunque tu casa esté pared con pared a tu lugar de trabajo sería más rápido el traslado, pero aun así nos vuelve a recordar que nos queda un largo camino por recorrer haciendo horas nalga, como si las que hacemos en la oficina no fueran suficientes.


En total 3 anuncios espectaculares en una distancia no mayor a 2 kilómetros, todo para recordarnos que el tiempo que pasamos en el carro es demasiado. Los habitantes de esta ciudad lo sabemos, pero créanme: NO queremos recordarlo.

Aun así, todavía nos lo restriegan.

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